Perico.

Fundación al servicio de proyectos sociales y educativos salesianos.

Perico.

Luis Pérez Aguirre

El 25 de enero nos hallamos a 20 años de la desaparición física de Luis Pérez Aguirre (Perico) SJ.

Para recordar a Perico y uno de los episodios encabezados por la iglesia que marcó un antes y un después en la resistencia a la dictadura.
https://umbrales.edu.uy/2021/01/18/luis-perez-aguirre/

Transcribimos este artículo publicado por la Revista Umbrales, en enero de 2021.


Luis Pérez Aguirre

(22 de Abril de 1941 – 25 de Enero de 2001)

Este 2021 se cumplen los 80 años de nacimiento y 20 años del fallecimiento de Luis Pérez Aguirre, más conocido como Perico. Sacerdote Jesuita y activo promotor de los Derechos Humanos, Perico fue sobre toda una referencia para numerosas generaciones. Desde UMBRALES queremos rendirle tributo al hombre, al sacerdote, al escritor, al animador de procesos, al defensor de los más humildes, al incansable promotor de derechos humanos.

Luis Pérez Aguirre SJ Perico
Los primeros pasos del hogar “La Huella”, que sigue brindando apoyo y promoción de las personas (lahuella.org.uy)

Hemos pedido en tal sentido dos colaboraciones. La primera es escrita por Amparo Rodríguez, educadora, integrante del Consejo Directivo del Colegio Santa Elena y de la Red de Amigos de Perico Pérez Aguirre.

La segunda contribución es de la Dra. Josefina Plá, abogada, integrante del Consejo Directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, fundadora de SERPAJ junto a Perico.

Acompañan estas semblanzas un texto histórico: una Carta escrita por Josefina Plá al finalizar la primera protesta social contra la Dictadura Cívico Militar en 1983: el ayuno que Perico realizara junto al P. Jorge Osorio y el Pastor Ademar Olivera.

A 20 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN FÍSICA

Escribe Amparo Rodríguez

Hoy, a 20 años de su desaparición física, Luis Pérez Aguirre, nos convoca  ¿Por qué nos convoca? ¿Por qué nos ocupa el análisis de su pensamiento, la referencia a su vida y obra? Podemos darnos muchas respuestas: por la riqueza de su pensamiento, por el testimonio de su vida y por su actuar coherente con sus principios; podemos decir por ser un filósofo, pensante de la vida y de sus protagonistas, pensante y comprometido con las conclusiones de esas reflexiones, que se convirtieron en sus principios a los que les será fiel y coherente hasta el final, hacedor y pensante. El que construyó física y espiritualmente “huellas” que marcaron caminos y opciones de vida a muchos otros.

Brevemente mencionaremos los  principales ejes temáticos de su pensamiento y acción:

a)- La defensa y promoción de los DDHH , en su concepto total, derechos para todos. Dice Perico: ”Al contrario de la concepción liberal que centra su discurso sobre el derecho de la persona, nuestra concepción de los Derechos Humanos tiene como centro el no-hombre, la no-persona, la multitud pobre de América Latina” “Hablar de Derechos Humanos no es cuestión de discurso teórico, es antes que nada “un estilo de vida” .. El método, la práctica de los Derechos Humanos es desde los pobres” Se pregunta desde “dónde veo, actúo y comprendo”, y dice “es fundamental desde qué lado uno se sitúa …“ (Si digo Educar para los Derechos Humanos)

Necesariamente todo esto requiere una verdadera Educación en Derechos Humanos como estrategia preventiva, para impedir las violaciones de los derechos. Es una exigencia primera de  este proceso y necesaria porque es fundamental transformar el pensamiento y sobre todo las conductas . para que esos derechos descubiertos y reivindicados a lo largo de la historia como consecuencia  de la lucha de la humanidad, cobren vigencia en un proceso que aún no concluye.

La Educación es una herramienta privilegiada porque tiene (o debería tener) los medios para “sacar lo mejor” de cada uno. Perico, pionero de la Educación en los Derechos Humanos por ser militante incansable nos dice “Construir la paz supone destruir la injusticia, con la verdad, con la solidaridad y con la justicia. Para eso hace falta cambiar los corazones y las estructuras, simultáneamente”.

“La educación se convierte en un acto de amor y de coraje”. “No hay progreso posible en el respeto de los Derechos Humanos, si ellos no impregnan el proceso educativo de los niños, jóvenes y adultos, pues la educación es permanente” “Educar es hacernos y convertir a los demás, vulnerables al amor” “ La educación será siempre una tarea de carácter  ético o no será”. “Le educación como fidelidad a la vida”

b)- La solidaridad como práctica de su concepción de los Derechos Humanos, dejó testimonios materiales como el hogar “La Huella” que a través de los años con acciones diferentes, sigue brindando el apoyo y la promoción de las personas que atiende y de las que en ella trabajan. Un proyecto que contempló las necesidades de los seres más vulnerables, los niños.

Fue, también su vivienda “haciéndose uno con ellos”. A modo de figura representativa de su coherencia y siendo asesor de las Naciones Unidas, regresa desde Washington ocupando en la Huella el lugar que en otro tiempo ocupara un gallinero.  Pudo comunicarse con los intelectuales y ser entendido y querido por los niños desposeídos.

Realizó un apoyo concreto a las mujeres trabajadoras sexuales, para que lograran su organización sindical para defender sus derechos, desde la compasión y comprensión de sus sufrimientos.

Así mismo la reflexión valiente y comprometida respecto al tema del aborto, su opinión sobre la penalización, desde una compasión  sentida como decía él “con pasión” sentimiento que se pone en el lugar del otro para comprenderlo.

c)- La reflexión permanente, sobre los acontecimientos vitales, sobre la realidad , creando pensamiento, produciendo elementos para discernir esa realidad, comprometiéndose con ella, caso del desayuno de 1983 para provocar el reinicio de las negociaciones para salir de la dictadura.

En  su producción literaria tanto en libros como en los diversos artículos publicados, reitera permanentemente, su “opción entrañable” y provoca desde el acuerdo o el desacuerdo, reflexión, pensamiento.

Es su último libro “Desnudo de seguridades”, hay una síntesis de su pensamiento, cuestionando la realidad y nuestros comportamientos, pero desde la esperanza.  Dice con la canción “¿quién dice que todo está perdido?, vengo a entregar mi corazón “.

Es su mirada, una mirada crítica, política, en su sentido más amplio. Desde ahí hace también un análisis de la izquierda definiendo qué aspectos destacar, cuales superar, la relación con la utopía y la tolerancia como principio de la solidaridad.

“Las nuevas demandas”, dice Perico, “no son sólo económicas, están reclamando un nuevo proyecto de sociedad  humana global, nuevos valores y nueva civilización afirmada en garantía de la vida y su despliegue!”.

Y, Perico, es también, el religioso, que ama a su Iglesia, que le es fiel y quiere serlo con el mensaje evangélico, por lo que le recuerda lo que aún le falta para ser mejor testimonio de ese mensaje, aún sin ser comprendido.

Por todo esto y por mucho más, es pertinente tener a Luis Pérez Aguirre, presente hoy, porque los nuevos desafíos que presenta nuestra sociedad, requieren reflexión y praxis, como lo testimonia su vida y porque nos mostró que es posible vivir con coherencia.

CELEBRANDO LA VIDA DE PERICO

22 de Abril de 1941 -25 de Enero de 2001

Escribe María Josefina Plá

Enero de 2001. Calor bochornoso en Porto Alegre. Transcurría la segunda jornada del Primer Foro Social Mundial, una experiencia surgida frente al Foro Mundial de Davos en que se reunían los líderes más representativos del poder económico mundial.

La cercanía de la sede elegida y su ocurrencia en enero, facilitó la presencia de muchos uruguayos, que rápidamente se nuclearon y encontraron un lugar como “espacio de encuentro”.

Llegué allí dispuesta a comentar algunas de las cuestiones planteadas en las sesiones matutinas. Pero de golpe me paró Carlos Baraibar y me dijo “Qué horrible lo de Perico” y así, sin anestesia, supe la tristísima noticia del accidente en bicicleta y su inmediata muerte con la paradoja de haber estado muchas horas en una comisaría como NN. Me abracé con él a llorar. La tecnología de la comunicación no era la de hoy.

Pude con dificultad comunicarme con Montevideo. Necesitaba confirmar lo que era irremediable.

En cuestión de minutos decidí volver a Montevideo esa misma noche lo que me permitía asistir a la misa de cuerpo presente en el Colegio Seminario y posteriormente al entierro.

Son imborrables las imágenes de los chicos de La Huella, quienes habían interrumpido su habitual campamento en Arequita para enfrentarse a la sensación de “intemperie” y dolor.

La lluvia que ese sábado caía sobre Montevideo acompañaba los sentimientos que allí se expresaban, sollozos y abrazos se entremezclaban.

Tengo que remontarme a 1979 para recordar cuando nos conocimos. Se desarrollaba en el Colegio Sacré Coeur (hoy Universidad Católica) el Congreso de la Federación de Religiosos del Uruguay que congregó a 1500 religiosos. El salón de actos desbordaba por lo que se podía seguir lo que allí ocurría desde los escalones que dan a la entrada del salón.

Yo era una de las tantas voluntarias que participábamos ayudando en tareas logísticas. Teníamos amigos en común y alguien nos presentó. Yo hacía cuatro años de integrada a la Parroquia Santa Gema y dos que vivía en Flor de Maroñas. Perico era un referente de los jóvenes nucleados en El  Cabré y La Huella.

Mi integración en Santa Gema y la fundación de la Huella se producen el mismo mes de agosto de 1975.

Allí empezaron a entretejerse los lazos que nos unieron hasta su desaparición física y que ahora respondiendo a esta invitación de evocar su vida, intento pasar por mi corazón: algunas muy personales y otras más institucionales. En ese plano personal  recordaría la presentación de Martha y Mirtha para ir a hacer una experiencia comunitaria en casa, en algo que en esos años se repitió varias veces. La Iglesia se estaba aggiornado y los laicos buscaban formas nuevas de compromiso y la inserción en sectores populares era un camino posible.

Pero también el vinculo con los jesuitas, profundizar el método ignaciano, el frecuentar La Huella, participar en retiros espirituales hasta ser invitada a campamentos en Punta Colorada.

Merece destaque la invitación a formar el grupo inicial del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) a fines de 1981. La condición de abogada significó una labor muy específica tanto en el inicio formal de redacción y aprobación de Estatutos como de forma relevante en el momento del ayuno de 1983 con la clausura de local y posterior disolución. Provisoriamente el SERPAJ se reunió en diversas parroquias hasta lograr su reaparición en una nueva sede.

Igualmente en los paulatinos intentos de reapertura, debí llevar a cabo los trámites de alquiler de oficina en Plaza Independencia.

En 1982 viajé a Buenos Aires junto a Perico en un Encuentro del SERPAJ dado que una de las temáticas eran las Comunidades Eclesiales de Base, modelo eclesial que vivíamos en Santa Gema.

En esos años se fue destacando el liderazgo de Perico en torno a la inclaudicable defensa de los Derechos Humanos, habiendo debido enfrentarse a muchas detenciones e interrogatorios.

A su vez él buscaba nuclear a otras personalidades  y llevar las denuncias de lo que ocurría en nuestro país al exterior. Su valentía y firmeza fueron siempre características muy salientes.

Dado que en 1984 acepté responsabilidades en cuanto a la recuperación democrática, de carácter partidario, dejé de participar formalmente en el SERPAJ. Esto no significó alejarme de Perico.  Era frecuente encontrarnos a almorzar y compartir un rato intercambiando novedades o reflexionando sobre decisiones a tomar, contándome sus viajes y gestiones. También era frecuente encontrarlo el día de Navidad junto a varios de los chicos de La Huella visitando a la madre de Romi Lezama, su amigo y compañero, quien había muerto prematuramente en 1978.

En 1985 tuve el inmenso privilegio de hacer ejercicios espirituales con su guía. Allí pude redactar mi Credo que hasta el día de hoy me guía.

A fines de 1990 en uno de esos almuerzos me invitó a acampar en Punta Colorada con un grupo de integrantes de la Huella y otros amigos en una experiencia imborrable.

Allí pude aquilatar su profunda espiritualidad. Sus decisiones eran maduradas en largas horas de silencio y oración.

En el año 2000 en ocasión de mi cumpleaños opté por celebrarlo en el Monasterio de los Benedictinos. Como era habitual que muchos vecinos y amigos vinieran espontáneamente a casa a celebrar, dejé pegada en la puerta un dibujo que poco antes me había enviado un amiga. Decía: “Amigo es aquel de quien uno siente el abrazo aunque no esté cerca”.

Cuando recibí un mensaje de correo electrónico de Perico saludándome, le respondí con el mismo dibujo y leyenda. No imaginaba que pocos días después de su muerte, una amiga común me compartiera emocionada la última tarjeta recibida de Perico: era ese dibujo y esa leyenda que había seguido caminando.

Recuerdo muy bien los  últimos encuentros con Perico: en setiembre del 2000 fue nuestro último almuerzo. Lo fui a buscar a la salida de la Comisión de la Paz en la Plaza Independencia.

Tuve todavía dos ocasiones más de encuentro antes de su partida. La primera fue la celebración de las bodas de plata matrimoniales de Luis Carlos Lezama y Graciela Pérez en Las Piedras con quienes los unía una larga amistad. La segunda fue el entierro de la Tota Quinteros en el Cementerio del Buceo.

Fueron más de 20 años de amistad, compartiendo sueños, convicciones, utopías, descubriendo al discípulo del Maestro Jesús.

Poco después de su muerte se creó la Red de Amigos de Perico, con una vocación de rescatar y difundir su pensamiento y obra de profunda riqueza evangélica.

La Iglesia y el país le deben mucho a Luis Pérez Aguirre.

DOCUMENTO HISTÓRICO:

CARTA ESCRITA por María Josefina Plá el 25 DE AGOSTO DE 1983 AL FINALIZAR EL AYUNO realizado por tres religiosos del SERPAJ (Luis “Perico” Pérez Aguirre, Jorge Osorio y el pastor Ademar Olivera) y que desatara la primera gran protesta en rechazo a la Dictadura en momento de cumplirse 10 años de la misma.

«Mis queridos amigos: A casi nadie he podido escribir en este mes de agosto. Hoy por eso les quiero dedicar estas líneas para todos, compartiendo algunas cosas de estos días tan intensos. El mes empezó para todos los uruguayos con signos muy sombríos: el día 2 se anunció la suspensión de la actividad política y se establecieron limitaciones más graves aún para la libertad de prensa. Al cabo de diez años de dictadura, cuando veníamos viendo signos muy positivos y alentadores de apertura, de reclamos de participación, esta medida —que era precedida por la ruptura del diálogo unos días antes y la denuncia de torturas a un grupo de estudiantes detenidos en junio— resultaba muy dura. En medio de una situación económica angustiante, con un índice de desocupación altísimo que nos golpea en los rostros concretos de vecinos y amigos, no podíamos caer en la desesperanza ahí nomás. Es por eso que les quiero contar de los signos nuevos que descubrimos en medio de esta difícil situación: signos de vida entre la muerte que acecha… Esa es nuestra PASCUA.

Quiero destacar en primer lugar el ayuno iniciado por el Servicio de Paz y Justicia desde el 11 hasta hoy 25, buscando un día de reflexión nacional, buscando la verdadera reconciliación entre los uruguayos. De una inspiración profundamente cristiana, esta medida iniciada por dos sacerdotes (Luis Pérez Aguirre y Jorge Osorio) y un pastor metodista, Ademar Olivera, acompañada de profunda oración, constituye sin duda, un signo profético en medio de la Iglesia y el país. Se intentó acallar de todas maneras: se buscó allanar el local pero no se obtuvo la autorización judicial; se hostigó exigiendo documentos a cuantos entraban al local donde los ayunantes compartían la oración diariamente. Se impidió a la prensa dar cualquier noticia sobre el tema, al punto que el Semanario Aquí debió postergar un día su aparición para, artesanalmente, cortar de todos los ejemplares la noticia y foto del ayuno. Al sexto día de ayuno, impidieron la entrada al local de toda persona salvo el médico e hicieron retirar el gran letrero, estilo pasacalle, que lucía al frente de la casa. La sede quedó a partir de ese momento custodiada por personal policial. Inútiles resultaron todas mis gestiones tendientes a entrar como abogada. Eso no los detuvo ni debilitó la medida. Los ayunantes siguieron firmes, acompañados del P. Mosca que optó por quedar dentro. Los miembros del Servicio seguían afuera, sin sede, con más dificultades, pero firmes en la tarea de difundir el objetivo de lograr la reflexión nacional. Todos los días, a las horas de las oraciones públicas —12: 30 y 20 horas— se congregaban frente al local a rezar y solidarizarse con los ayunantes un grupo cada vez más creciente de personas.

Al mismo tiempo se fueron anunciando gestos similares en diversos grupos, comunidades, parroquias, movimientos. Muchos grupos ayunaron, oraron, reflexionaron sobre la situación difícil que vivimos. Así, en nuestra Parroquia de Santa Gema, nos reunimos a las mismas horas a rezar públicamente al frente del templo y tuvimos dos jornadas completas de ayuno y oración, el domingo 21 que culminó con la ida de la comunidad hasta la sede del Servicio en Gral. Flores y hoy 25, de 10 a 16 horas. La represión continuaba. Así, el día 20 le fue impedida la entrada al país del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, declarándolo persona no grata. Eso no fue obstáculo para que igualmente tuviéramos una muy fuerte celebración de la Palabra en la Capilla Jackson, desbordante de público.

El día 23, ante la creciente difusión de la medida —fuerza que brota de la debilidad y no violencia de ella— hubo una conferencia de prensa convocada por el Ministro del Interior Linares Brum, en la que intentó alertar al país sobre la campaña tendiente a soliviantar al pueblo. Con gran dolor escuchamos acusaciones y calumnias que no hacían más que tranquilizarnos sobre la falta de motivos que legitimaran cualquier ataque. Esa misma noche desplegaron un letrero que decía “LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES”.

Ayer, 24, último día previo de la gran reflexión de hoy, se habían congregado cerca de 200 personas frente al SERPAJ, y cuando rezaban pacíficamente un Padrenuestro, fueron cercados por las fuerzas de choque policiales y llevadas a la Metropolitana para ser fichados, siendo liberadas pasada la medianoche. Ciertamente, esta medida tan pobre y sencilla, en la que estos hermanos se han acercado al hambre de nuestro pueblo, ha conmovido nuestras vidas. Resulta un grito que clama por una sociedad más justa, donde todos participemos y aportemos lo mejor de cada uno, viviendo como verdaderos hermanos. Y fue lindo apreciar el valor y mérito de nuestras pequeñas comunidades eclesiales de base en la concientización y difusión de esta historia que a veces no es la que se publica. Una señora de mi comunidad daba gracias la semana pasada por estar en la comunidad ya que de otra manera no se enteraría de las cosas que pasan. A su vez, los partidos políticos no quedaron pasivos ante esta nueva andanada del poder. Pero lo más importante, es que conscientes de la hora difícil que nos toca vivir, buscaron el consenso entre todos: los partidos autorizados y no autorizados, todos sin pretender hacer primar su camiseta, acordaron las medidas que como reguero de pólvora se difundieron por toda la población: no salir de nuestras casas en la tarde de hoy entre las 18 y las 20 horas, en las que aprovecho a escribir, y un apagón de 20 a 20 y 15 horas. Podrá ser poco para algunos, pero lo trascendente es lograr hoy acuerdos nacionales para poder transitar con todo nuestro pueblo hacia días mejores de democracia, justicia y libertad, donde los pronunciamientos categóricos ya efectuados en 1980 y 1982 sean respetados.

La Iglesia no ha dejado de ser noticia también este mes de agosto. La diócesis de Montevideo vivió dos acontecimientos muy portadores de esperanza: por un lado, el día 7 la jornada de unas cien personas responsables de diversas zonas pastorales, movimientos religiosos, curas y laicos, que luego de un largo proceso de preparación en sus comunidades, buscaban delinear los principales desafíos y objetivos para la acción pastoral en el período 1984-1985. Al fin de esa reunión empezamos a compartir la grave preocupación que todos teníamos de que la Iglesia dijera una palabra en este momento en que tantos estaban impedidos de hacerlo. Y así, el día 15 de agosto, Fiesta de la Asunción, los tres obispos de Montevideo (Parteli, Gotardi y Scarone) dieron a conocer un documento en que reclaman canales abiertos de libre expresión, respeto a los pronunciamientos de las mayorías, la seguridad al servicio de la libertad y no de la esclavitud, respeto a los derechos de todos los ciudadanos, auténtica reconciliación sin revanchismos, apoyo al compromiso de los laicos en agrupaciones, partidos, sindicatos y movimientos. Concluyen que “Nuestra esperanza es segura y firme. No se basa solo en la probada fortaleza, capacidad y madurez de nuestro pueblo, sino también en las ‘grandes cosas’ que Dios hace entre nosotros para llevarnos a la plenitud de nuestro destino como las hizo en María […]”. Pero grande como el júbilo con que recibimos esta palabra de aliento, fue nuestro dolor ante la intervención de algunos obispos que pretendieron hacer una mediación con el gobierno para la reanudación del diálogo, pero sin ninguna representación del sentir de las bases, haciendo apreciaciones duras para los políticos que intervinieron en el diálogo interrumpido.

Pronto se hicieron oír las voces de protesta de los partidos políticos que compartimos plenamente. Igualmente sufrimos ante un comunicado de la diócesis de Maldonado presidida por Corso, cuestionando el Servicio de Paz y Justicia y el ayuno iniciado, comunicado en que se apoyó el Ministro del Interior para hacer su conferencia de prensa. Felizmente, el obispo Parteli, como obispo de Montevideo, interrogado por la prensa — que luego que el Ministro diera amplia difusión al tema pudieron dar cuenta— reconoció el valor del ayuno, que calificó de respetable y la inspiración cristiana de muchos de los miembros del SERPAJ.

Este mes también fue intenso en lo personal y comunitario: agosto es para mí un mes marcado por la mano del Señor en mi vida: en él nací, en él me recibí de abogada y en él me llamó a conocer esta comunidad de Santa Gema que me recibió hace ya ocho años. El día 8, al cumplir 10 años de abogada, vividos en un intento de servir a los demás, de defender a los más pobres y desamparados, celebré la Eucaristía en casa con el P. Mosca y otros amigos. El 20, día de mi cumpleaños, participé de la celebración en la Capilla Jackson en solidaridad con el ayuno, y luego nos reunimos en casa en encuentro alegre y fraterno, cerca de ochenta personas, en su mayoría del barrio. Doy gracias al Padre por los hermanos con quienes camino.

Les culmino esta carta —ya es 27— comentándoles la fuerza de la protesta pacífica: por un lado el apagón acompañado de un ‘cacerolazo’ fue sentido con intensidad, emoción y esperanza, por toda la ciudad sin excepción. Parecía una Nochebuena. Por otro lado, culminó el ayuno y salieron de la sede del SERPAJ los tres amigos que se encuentran excelentemente de ánimo y salud. Mientras tanto, no se ha retirado la guardia policial y nadie —ni siquiera las religiosas dueñas del local— pueden ingresar en él. Eso nos llena de incertidumbre.

Con la alegría y esperanza por la respuesta de un pueblo ante la opresión y con la alegría de saber a todos ustedes muy cerca de este pueblo sufriente, me despido con cariño»


Sigue marcando el camino.

En Minga fue siempre inspiración y seguimos su huella.